Dificil Presente de NVIDIA
Hasta hace un par de años, el comportamiento de NVIDIA en el mercado era fácil de predecir, cada año o año y medio salía un GPU nuevo de alto rendimiento que servía como referencia para crear derivados de el para todos los segmentos del mercado que eran relevantes. Dicho GPU solía ser optimizado para nuevos y mejores productos a medida que el diseño original era depurado. Adicionalmente, su división de chipsets actualizaba su línea de productos a medida que salían nuevas características o tecnologías que fuesen dignas de ser agregadas. Aparte de estas dos líneas principales han experimentado con otros tipos de productos, pero en general se han mantenido como proyectos a pequeña escala. El mercado era estable, la vida agradable y la empresa no paraba de crecer año a año.
Así habia funcionado esta empresa durante muchos años y en ese escenario competitivo se ha sabido manejar de forma hábil, incluso sorteando con éxito sus tropiezos. Sin embargo, hoy nos topamos con una NVIDIA sin dirección aparente, una NVIDIA que busca reinventarse para sobrevivir en el largo plazo. Es lógico, la compra de ATI por parte de AMD cambio el escenario competitivo y uno de sus más cercanos aliados se había vuelto un competidor. No solo esto, la acción de AMD fortaleció aun más el concepto validado por Intel hacia un par de años atrás: el valor de un computador está en la plataforma.
Este último concepto puede sonar tendencioso si se considera que en la actualidad se puede adquirir un PC con CPU Intel, chipset NVIDIA y GPU ATI. Sin embargo, dicho comentario es válido para donde están el grueso de las ventas en el mercado: ODMs (ejemplo Compal o FIC) y OEMs (ejemplo HP o Dell). Tanto ODMs como OEMs buscan tres cosas en sus diseños: bajos costos de producción, soporte y diferenciación. Esto es precisamente lo que entregan las plataformas de AMD e Intel.
Pero aun cuando el poder de la plataforma ha complicado el panorama de NVIDIA, sus chipsets han ofrecido suficientes factores diferenciadores como para convertirse en productos que en el peor de los casos, pueden ser muy exitosos en nichos específicos como SLI o mejor gráfica integrada que la oferta de Intel. Considerando lo anterior, resulta incomprensible que NVIDIA haya prácticamente renunciado al mercado de chipsets. La situación es tan trágica que esta empresa que alguna vez tenía el 80% del mercado de chipsets para AMD hoy prácticamente no existe. En el caso de chipsets NVIDIA para Intel la historia es apenas un poco mejor.
Esta historia ya se convierte en crítica cuando se considera que una de sus marcas más veneradas y cuidadas está en vías de extinción precisamente por la escasez de chipsets: SLI. De hecho en estos momentos la mayor cantidad de placas madres modernas que soportan SLI lo hacen porque tienen el innecesario chip NF200, el cual es una mera excusa de NVIDIA para por lo menos cobrar algo porque su logotipo aparezca de forma oficial en algunos productos. Sin embargo, son muy pocas empresas las que están interesadas en pagar dinero extra por tener que trabajar más para poner un chip cuyo único propósito es un logotipo, especialmente considerando que Crossfire no tiene dicho problema.
Entonces, NVIDIA mató a su división de chipsets de forma anticipada y cada vez deprecia más una de sus marcas más exitosas. Sin embargo, ¿qué importa?, producir chipsets era un callejón sin salida por lo que lo más conveniente para NVIDIA es dedicarse a sus GPUs ¿Cierto?
Lo anterior debiese ser cierto, mas considerando todo el dinero que ha invertido NVIDIA en CUDA y GPU computing (la habilidad de acelerar cierto tipo de cálculos en el GPU en vez del CPU). Poniendo cifras tales como aceleración de 150 veces en simulaciones de dinámica molecular u 80 veces en cálculo financiero (con respecto a al uso de CPUs tradicionales) junto con precios de U$1.300 por lo que es básicamente una GTX280 con 4GB de memoria pero sin circuitería de visualización de imágenes, el futuro de NVIDIA es brillante.
Sin embargo, no lo es, o por lo menos eso parece indicar Jen-Hsun Huang CEO de la empresa quien dijo en una de sus muchas entrevistas realizadas recientemente que espera que Tegra represente la mitad de los ingresos de la empresa en algunos años. Si el futuro es la computación heterogénea (cálculos computacionales compartidos por GPU y CPU) y NVIDIA ofrece y seguirá ofreciendo excelentes soluciones, ¿Cómo es posible que una parte de muy bajo costo y con muchos más competidores como Tegra represente la mitad de sus ingresos?
Este discurso pareciese indicar que dentro de sus proyecciones hacia futuro NVIDIA cree que el mercado de GPUs (o unidades de computo basadas en GPUs) en el que la empresa puede participar se reducirá. Eso o los productos Tegra van a tener el monopolio del mercado de SoCs basados en ARM.
Sea cual sea el desenlace, NVIDIA esta confundida últimamente, no sabe a qué mercado apuntar, a veces Tegra es el futuro, a veces lo es GPU Computing. Los problemas se vuelven más aparentes al ver la cantidad de entrevistas que ha concedido Jen-Hsun en este último tiempo, en donde busca gritar “¡Estamos vivos! ¡Crean en nosotros!”. Probablemente no es coincidencia que todas estas entrevistas se han publicado a pocas semanas de que NVIDIA presente sus resultados financieros del trimestre. Las señales no son buenas.
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