Una vez que ya se sabe oficialmente que Michael Jackson murió por culpa de una sobredosis del potente anestésico propofol –al que, al parecer, era adicto–, ahora falta por determinar quién o quiénes serán finalmente los responsables de haber acabado con la vida del rey del pop. Y lo que es más importante, enterrar de una vez al artista, cuyo cadáver lleva dos meses en las cámaras frigoríficas de un cementerio de Los Ángeles a la espera de que sus familiares decidan darle sepultura.
El nombre de Conrad Murray no es nuevo, porque desde hace semanas aparece constantemente en los medios. Incluso hace días decidió grabar un vídeo en el que, casi llorando, volvió a repetir que hizo lo que estuvo en su mano para salvarle y en el que confiaba en que «la verdad prevalecerá».
Pero las cosas no pintan nada bien para el cardiólogo Conrad Murray, el médico personal que se encontraba junto a Jackson cuando este falleció de un ataque al corazón el 25 de junio en la mansión que había alquilado en Bel Air. Según Los Angeles Times, Murray habría suministrado un cóctel de somníferos y anestésicos a Jackson que le habría causado la muerte. El abogado de Murray, sin embargo, negó ayer que este hubiera hablado con la policía de esas horas previas a la muerte de Jackson.
Quizá la orden de arresto llegue en cuestión de semanas o días, pero mientras tanto los agentes del departamento de policía del condado de Los Ángeles siguen recopilando pruebas que puedan incriminar al médico en la muerte de Jackson. El caso está calificado como «homicidio involuntario» y ya se ha practicado un registro de la vivienda del médico en Las Vegas y de una de sus clínicas en Houston.
OTROS POSIBLES IMPLICADOS / Y aunque casi todas las miradas estén centradas en el doctor Murray, lo cierto es que hay otras personas que seguro que no estarán durmiendo a pierna sueltas estos días. Uno de ellos es el dermatólogo Arnold Klein, que durante años trató al rey del pop y de quien, entre otras cosas, se ha dicho que podría ser el padre biológico de los hijos del artista, un extremo que evidentemente nadie confirma, aunque él no ha dudado en jugar a la ambigüedad cuando le ha interesado.
Klein era uno de los confidentes más cercanos de Jackson, quien se casó con una de las enfermeras que trabajaban para él, Debbie Rowe. La mujer acabó convirtiéndose en la madre de sus dos hijos mayores y recientemente cerró un acuerdo con la familia para ceder la custodia legal de los niños, aunque tendrá derechos de visita. Ahora también ha aparecido en escena otro empleado del entorno del dermatólogo, un tal Jason Pfeiffer, que asegura a una revista que mantuvo un «breve pero intenso» romance con el artista.
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